Sin vida, en estado de descomposición, en las márgenes del río Blanco fueron localizados los restos de Felipe García Guillen, agente 646, adscrito a la Novena Comandancia de la PJE de Puebla
Alfonso Ponce de León Salgado
El miércoles, tras cumplirse quince días de la emboscada que sufrieron elementos de la Policía Judicial del Estado (PJE) en la ciudad de Córdoba, Veracruz, que dejó saldo de cinco agentes con lesiones severas y un desaparecido, el agente Felipe García Guillen, éste finalmente apareció en las márgenes del río Blanco, cerca de la población de Fortín.
Aún se desconocen los detalles de las acciones que llevaron a la ubicación del agente placa 646, quien se encontraba adscrito a la novena comandancia, sólo se sabe que una llamada anónima a las instalaciones de la Agencia del Ministerio Público de Córdoba informó que un cadáver se encontraba atrapado entre escombros y a orillas del río, por lo que fueron a checar y hallaron un cuerpo en avanzado estado de descomposición, que lo único que tenía visible eran los pies.
El cuerpo fue trasladado a una zona en refrigeración, percatándose los primeros investigadores que el desconocido presentaba parte de las características y ropas del agente desaparecido Felipe García Guillen, por lo que dieron parte a la Procuraduría General de Justicia de Puebla (PGJP) para que se presentaran a identificarlo.
La noche del martes el director de la PJE, Hugo Isaac Arzola Muñoz, llegó a la ciudad de Córdoba con un grupo de agentes, uno de éstos fue quien identificó a Felipe García, lo hizo por las botas que llevaba puestas, que son las mismas que ellos utilizan para operativos, además por un reloj que el agente fallecido portaba y que antes del enfrentamiento donde desapareció les mostró, amén de la operación que tenía en el pie izquierdo.
Horas más tarde, ya el miércoles, el procurador general de Justicia, Rodolfo Igor Archundia Sierra, la subprocuradora de Participación Social, así como el director de la PJE, Hugo Isaac Arzola Muñoz, acompañaron a los familiares de Felipe García Guillen para apoyarlos en los trámites de identificación, así como para el traslado del cuerpo.
Ayer mismo en la PGJ se preparaba un homenaje de cuerpo presente para el agente caído en cumplimiento de su deber, sin embargo la esposa del ahora occiso tomó la decisión de que los restos de su marido fueran llevados a donde era su domicilio, Cuapiaxtla de Madero, donde fue velado y después llevado a un campo santo.
Se dijo que en las próximas horas se iban a dar detalles del hallazgo del cuerpo y de cómo se encontraba enlavance de las indagatorias.
15 de abril el atentado
De acuerdo a información de Notiver, los agentes poblanos fueron abandonados a su suerte por parte de la Policía ministerial de Veracruz y la Policía municipal de Córdoba, al grado que permitieron al grupo armado no sólo atacarlos en tres ocasiones, sino pasearse por toda la ciudad, mientras que sus víctimas heridos tuvieron que ocultarse hasta que se le ocurrió aparecer a la uniformada, cuando los sicarios se habían retirado.
De acuerdo a informes recabados por el reportero, los primeros en llegar a la bodega donde se encontraba el tráiler oculto fue un agente del Ministerio Público de la agencia investigadora de Robo de Vehículos de Puebla y dos agentes que hicieron el trabajo de inteligencia y quienes reportaron que al interior de ese lugar había otras seis unidades del transporte de carga.
Con el oficio de colaboración respectivo llegaron otros seis agentes en dos vehículos, que no se apostaron donde se encontraba la bodega, sino calles antes, en espera de intervenir si era necesario, pero mientras esto ocurría alguien avisó a los del taller de la presencia de los cuerpos policiacos poblanos y éstos comenzaron a sacar los tráiler.
Una camioneta de modelo reciente, al parecer Xtrail salió en forma precipitada de la bodega, uno de los sujetos que iba a bordo lanzó una granada de mano a los ministeriales que habían llegado al apoyo y luego éstos mismos se fueron tras la unidad, mientras que los agentes poblanos ingresaron a la bodega y detuvieron a un sujeto que custodiaba las unidades.
A los pocos minutos regresaron los ministeriales y les dijeron a los agentes “váyanse a la chingada, este grupo está cabrón, vienen por ustedes” y después se retiraron.
Los agentes poblanos y el Ministerio Público se llevaron al detenido a bordo de un vehículo Jetta color gris con placas de circulación TVH7483 del estado de Puebla y calles adelante se dieron cuenta que aproximadamente 40 sujetos que llevaban puestos uniformes de la AFI (Agencia Federal de Investigaciones) ya habían detenido a sus seis compañeros que los esperaban, entonces se detuvieron a tratar de dialogar con ellos y se identificaron como judiciales de Puebla.
Cuando estaban dialogando el sujeto que llevaban detenido les gritó a los supuestos AFI, “soy yo”, lo que originó que el grupo armado comenzara a disparar contra los agentes, los que aún no habían sido desarmados y repelieron la agresión pero fueron diezmados de inmediato porque sólo llevaban un R15 con un cargador y otros pistolas de cargo, mientras que sus agresores llevaban rifles de asalto AK47, además de R15 y granadas.
Los agentes que iban en el Jetta resultaron heridos, aún así abordaron el Jetta y se retiraron, no sin antes lesionar a dos de los agresores, luego fueron perseguidos hasta los limites de Córdoba y Amatlán, donde dejaron abandonada la unidad para tratar de resguardarse de la lluvia de balas.
Otro de los vehículos que llevaban los agentes poblanos, un Chevrolet Optra, con placas TVZ6075 del estado de Puebla quedó abandonado frente al motel El Silencio, la unidad fue abandonada por los agentes que para ese momento ya estaban heridos y los que aún tenían pistola ya no tenían balas, el vehículo recibió al menos una ráfaga de 50 disparos de un rifle R15.
En el lugar donde ocurrió el primer enfrentamiento los sicarios dejaron abandonada una camioneta Xtrail modelo reciente con placas YEC3344 del estado de Veracruz, que en su interior llevaba cuatro mini R15 y 41 cartuchos, siete granadas de fragmentación 2005, cinco escuadras de diferentes calibres, 2 mil cartuchos percutibles, cuatro furnituras, tres uniformes de las AFI.
En este lugar también quedó un elemento del grupo armado herido, mismo que fue identificado como Rubén Ramírez.
Una vez que el grupo armado se retiró, al lugar llegaron ambulancias de rescate que trasladaron a los heridos, incluyendo al agresor, al hospital regional de Atzayanca, en este lugar los médicos se negaron a atender a los judiciales, les dijeron que mejor se fueran porque iban a regresar para rematarlos.
Más tarde un grupo de al menos 60 elementos de la Policía Judicial del estado de Puebla llegaron a Córdoba, acordonaron el hospital y en medio de un dispositivo de seguridad los sacaron y los trajeron a Puebla, ya en ambulancias del 060, para que recibieran atención médica, en tanto que la ciudad de Orizaba fue acordonada por elementos del Ejercito mexicano y del AFI —los verdaderos—, quienes se hicieron cargo de las investigaciones, incluyendo al detenido.
16 de abril, las secuelas
Policías ministeriales y municipales de la ciudad de Córdoba, Veracruz, buscan afanosamente al agente de la Policía Judicial de Puebla, Felipe García Guillen, placa 646, “levantado” por un grupo armado —presuntos “Zetas”— tras una emboscada que sufrieron diez agentes poblanos en dicha ciudad, cuando trasladaban a Puebla un tráiler cargado con electrodomésticos, reportado como robado y a un sospechoso por robo calificado y asociación delictuosa.
A las 22:50 horas Rafael García, hermano de Felipe, en entrevista vía celular dijo que seguía en Córdoba constatando que los agentes ministeriales y de otras corporaciones policiacas estaban realizando registros en diversos puntos de la ciudad en busca del agente desaparecido, en tanto que Rubén Ramírez González, el único detenido del grupo de sicarios permanece internado y custodiado por militares en el hospital general ubicado en Yanga.
Ramírez Gonzáles presenta heridas en ambas piernas provocadas por disparos de arma de fuego, ayer mismo fue dado de alta, sin embargo, ante el temor de que pudiera ser rescatado por sus compañeros va a continuar en ese lugar hasta que no sea trasladado a las instalaciones de la Subprocuraduría de Investigaciones Especializadas en Delincuencia Organizada de la Procuraduría General de la República (SIEDO), luego de que la dependencia atrajo el caso.
La intervención de las autoridades federales obedece a la presunción de que autoridades de procuración de justicia veracruzanas estén implicados en brindar protección al grupo armado —por su forma de atacar a los agentes poblanos— partiendo de las mismas declaraciones del procurador del vecino estado, Emeterio López Márquez, a quien le preocupó más que los agentes poblanos mintieran en su oficio de colaboración —dijeron que iban a entrar tres y fueron diez los que ingresaron a Córdoba— que el ataque de cerca de 40 sicarios en pleno centro de la ciudad.
Ayer mismo en la ciudad de Córdoba, en la Delegación Sector Sur del Ministerio Público, Rafael presentó formal denuncia por la desaparición de su hermano Felipe, misma que fue radicada en la averiguación previa 512/2008, en tanto que la esposa del agente ofreció una conferencia de prensa para demandar al gobierno de Puebla su intervención para que sea localizado el agente desaparecido.
18 de abril, liberan a zeta agresor
Por su propio pie, Rubén Ramírez González, el único detenido tras la emboscada que sufrieron elementos de la Policía Judicial del estado de Puebla (PJEP) en Córdoba, salió del hospital general de Yanga, caminó hasta donde lo esperaba un taxi y se retiró sin ser molestado o requerido por alguna autoridad tanto del estado de Veracruz como de la Procuraduría General de la República (PGR), que supuestamente habían atraído el caso.
Rodolfo Igor Archundia Sierra, el titular interino de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) confirmó la liberación del presunto agresor a los hermanos del agente 464 Felipe García Guillen, de 32 años de edad, “levantado” por miembros del grupo armado —presuntos “Zetas”— tras externarles su preocupación por lo ocurrido, cuando el 16 de abril pasado, un día después del atentado, agradeció al gobierno de Veracruz su “ayuda” e “intervención” para el auxilio de los agentes poblanos y por las investigaciones que realizaban.
De esta forma el único testigo y presunto responsable de la agresión armada a elementos de la Procuraduría General de Justicia de Puebla se extrajo de la acción de la justicia y se llevó datos de los agresores, del porqué circulaban en camionetas blindadas con armamento sofisticado y portando uniformes que los identificaban como elementos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), dejando el saldo de cinco agentes lesionados más un desaparecido.
El viernes, cuando ya habían transcurrido 72 horas del “levantón”, Archundia Sierra recibió a los familiares del agente secuestrado, les dijo que un grupo especializado en investigaciones de gente secuestrada, cuyas instalaciones se ubican en el Distrito Federal, se iban a hacer cargo de buscar a Felipe García, aunque también les dio a entender que ellos tienen las manos amarradas para poder ejercer justicia.
19 de abril, Los Zetas no tienen palabra
Miembros del grupo armado “Zetas” habrían faltado a su palabra de entregar al agente de la Policía Judicial del Estado (PJE), Felipe García Guillen, a quien “levantaron” la noche del miércoles 15 de abril, a cambio de que soltaran al presunto sicario Rubén Ramírez González, el único detenido tras tres balaceras que el grupo armado sostuvo con agentes de la Policía Judicial del estado de Puebla.
Lo anterior trascendió luego de que hoy se cumplen ocho días del secuestro del agente placa 646, ocurrido en la ciudad de Córdoba Veracruz, cuando nueve agentes y un Ministerio Público de Robo de Vehículos le seguían la pista a un tráiler cargado con electrodomésticos robado a mano armada en la autopista México-Puebla, en el tramo de San Martín Texmelucan.
Ayer mismo un grupo de agentes de la corporación amagaron con hacer un paro de labores para solicitar al gobierno del estado que presionen a autoridades de Veracruz y federales para que redoblen esfuerzos en el rescatado el agente que fue secuestrado cuando se encontraba cumpliendo con su deber.
Entonces trascendió que el jueves de la semana pasada, a través de la base de radio Pegaso de la PJE, se comunicaron quienes dijeron pertenecer al grupo armado “Zetas”, quienes amenazaron con matar al agente que secuestraron y tirarlo frente a las instalaciones de la PGJ con todo y una bomba, en caso de que no les entregaran a su compañero, Rubén Ramírez González, herido en ambas piernas durante el conflicto armado.
El trato sería que ni el personal de la PGJ de Puebla, ni de Veracruz, ni federal iba a intervenir para que Rubén Ramírez González, sospechoso de pertenecer al grupo “Zetas”, abandonara las instalaciones del hospital general de Córdoba, donde fue internado la noche de ese miércoles, lo que sucedió e incluso provocó malestar en las filas policiacas poblanas.
Pese a que las corporaciones policiacas poblanas cumplieron con el trato, hasta el momento el grupo armado que tiene en su poder al agente poblano no se han comunicado para decir en qué lugar lo van a entregar o dónde se encuentra, en caso de que haya muerto.
20 de abril, la desesperación en la PJE
No hubo paro, inconformes de las filas de la Policía Judicial del Estado (PJE) abortaron por segunda vez un paro de labores donde además iba incluida una marcha de las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) a Casa Aguayo, donde iban a exigir el regreso de su compañero Felipe García Guillén, placa 646, “levantado” por un grupo armado —presuntos “Zetas”— en la ciudad de Córdoba, Veracruz.
La intención del paro era además advertir que si su compañero no fuera encontrado exigirían la renuncia de su jefe, Hugo Isaac Arzola Muñoz, además del subdirector operativo foráneo, José Luis Solís Briones, luego de que advirtieron que la corporación carece de mandos.
Se suponía que a las 9:00 horas los agentes que se encontraban de guardia iban a suspender labores, se iban a concentrar en la sala Arturo Fernández Aguirre, donde iniciarían un acto de protesta por la desaparición de su compañero, luego se dirigirían a Casa Aguayo para intentar hablar con el gobernador, en ese lapso se agruparían otros agentes que estuvieran de guardia, utilizando los vehículos oficiales, pero no sucedió.
Uno de los motivos que originó se suspendiera la protesta es que pese a que había agentes decididos a marchar y protestar no había quien pudiera dirigirlos y quien diera la cara para hablar con la prensa y con las autoridades del gobierno del estado que los fuera a recibir, todos alegaron que no querían represalias.
25 de abril, revés al hampa jarocha
La Procuraduría General de Justicia (PGJ) golpeó a las organizaciones delictivas de Córdoba, Veracruz, tras imprevisto operativo, donde participaron fuerzas policiacas del vecino estado, fue asegurado un millonario cargamento producto de asaltos en carreteras, consistente en nueve tractocamiones y 19 cajas cargadas con mercancía robada, esto tras el primer día de Rodolfo Igor Archundia Sierra como procurador general de Justicia.
Sin que se precise el número de elementos que con oficio de colaboración arribaron a territorio poblano se dijo que fuerzas policiacas de Puebla, en cumplimiento a una orden de cateo otorgado por un juez de Distrito catearon la bodega de la colonia San Cayetano, donde se encontraba la mercancía robada, misma que el 15 de abril por la noche originó tres enfrentamientos armados.
De la misma forma, los agentes policiacos que ingresaron buscaron al agente Felipe García Guillen, placa 646, “levantado” por un grupo armado —presuntos “Zetas”— sin tener suerte; sin embargo, demostraron que una de sus prioridades es su localización y rescate, sólo que han mantenido silencio ante la posibilidad de que se puedan entorpecer las investigaciones.
La acción policiaca entre Puebla y Veracruz, llamada interestatal, fue planeada horas después de registrarse los tres enfrentamientos armados que dejaron como saldo cinco elementos de la Policía Judicial de Puebla con lesiones graves y que uno más fuera secuestrado, además del daño a dos vehículos oficiales que quedaron inservibles.
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